No existen diferencias significativas en la fertilidad al comparar distintos tratamientos para los embarazos ectópicos.Un embarazo ectópico se define como la implantación de un óvulo fecundado fuera de la cavidad uterina, y es la primera causa de morbilidad y mortalidad materna en el primer trimestre de gestación.
La frecuencia de un embarazo ectópico ha aumentado en los últimos 30 años desde un 0,5% hasta un 1,1%. Este incremento se debe al aumento de las mujeres que se someten a técnicas de reproducción asistida, al empleo de métodos anticonceptivos tipo DIU, al aumento de la enfermedad inflamatoria pélvica, pacientes con embarazos ectópicos previos, pacientes con cirugía abdominal previa, tabaquismo, endometriosis, etc.
Un nuevo estudio, que aparece publicado en la revista Human Reproduction, comparó tres maneras de tratar un embarazo ectópico: farmacológicamente mediante una inyección de metotrexato en la trompa de Falopio, una salpingostomía (una cirugía conservadora que preserva la trompa de Falopio) y una salpingectomía (una cirugía más radical que elimina la trompa de Falopio). La elección de uno u otro tratamiento depende de las características del embarazo ectópico.
La frecuencia de un embarazo ectópico ha aumentado en los últimos 30 años desde un 0,5% hasta un 1,1%. Este incremento se debe al aumento de las mujeres que se someten a técnicas de reproducción asistida, al empleo de métodos anticonceptivos tipo DIU, al aumento de la enfermedad inflamatoria pélvica, pacientes con embarazos ectópicos previos, pacientes con cirugía abdominal previa, tabaquismo, endometriosis, etc.
Un nuevo estudio, que aparece publicado en la revista Human Reproduction, comparó tres maneras de tratar un embarazo ectópico: farmacológicamente mediante una inyección de metotrexato en la trompa de Falopio, una salpingostomía (una cirugía conservadora que preserva la trompa de Falopio) y una salpingectomía (una cirugía más radical que elimina la trompa de Falopio). La elección de uno u otro tratamiento depende de las características del embarazo ectópico.
Los resultados mostraron que dos años después, no se encontraron diferencias significativas en la fertilidad entre el tratamiento farmacológico y la salpingostomía (cirugía conservadora), o entre la salpingostomía y la salpingectomía (una cirugía más radical) en el tratamiento de los embarazos ectópicos.
Para el estudio se eligieron a 207 mujeres que fueron asignadas al azar para recibir el tratamiento farmacológico o la cirugía conservadora, mientras que otras 199 mujeres se les asignó al azar la cirugía conservadora o la radical.
En el primer grupo, después de dos años, las tasas de embarazos uterinos espontáneos fue del 67% después del tratamiento médico y del 71% después de la cirugía conservadora. En el segundo grupo, la tasa de embarazo uterino fue del 70% después de la cirugía conservadora y del 64% después de la cirugía radical. Las diferencias dentro de cada grupo de tratamientos no fue estadísticamente significativas.
Los datos sugieren la necesidad de desarrollar nuevas recomendaciones clínicas para la gestión de los embarazos ectópicos. En el caso de embarazos ectópicos menos activos, se debe indicar el uso de tratamiento farmacológico ya que implica menos riesgos, aunque dada la ausencia de una diferencia para la fertilidad posterior con el tratamiento quirúrgico, este último debe ser indicado en caso de dudas en la efectividad del tratamiento farmacológico o en el caso de que la mujer no esté dispuesta o no pueda seguir el tratamiento con las inyecciones de metotrexano.
En el caso de embarazos ectópicos más activos, en los que la cirugía es necesaria, dado que no se han observado diferencias significativa en la fertilidad posterior, se debe tener en cuenta las dos opciones quirúrgicas, aunque se debe recordar que la elección de la opción más conservadora puede implicar la necesidad de volver a practicar una nueva cirugía en el futuro.
En el primer grupo, después de dos años, las tasas de embarazos uterinos espontáneos fue del 67% después del tratamiento médico y del 71% después de la cirugía conservadora. En el segundo grupo, la tasa de embarazo uterino fue del 70% después de la cirugía conservadora y del 64% después de la cirugía radical. Las diferencias dentro de cada grupo de tratamientos no fue estadísticamente significativas.
Los datos sugieren la necesidad de desarrollar nuevas recomendaciones clínicas para la gestión de los embarazos ectópicos. En el caso de embarazos ectópicos menos activos, se debe indicar el uso de tratamiento farmacológico ya que implica menos riesgos, aunque dada la ausencia de una diferencia para la fertilidad posterior con el tratamiento quirúrgico, este último debe ser indicado en caso de dudas en la efectividad del tratamiento farmacológico o en el caso de que la mujer no esté dispuesta o no pueda seguir el tratamiento con las inyecciones de metotrexano.
En el caso de embarazos ectópicos más activos, en los que la cirugía es necesaria, dado que no se han observado diferencias significativa en la fertilidad posterior, se debe tener en cuenta las dos opciones quirúrgicas, aunque se debe recordar que la elección de la opción más conservadora puede implicar la necesidad de volver a practicar una nueva cirugía en el futuro.
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