Teresa Forcades, la religiosa benedictina más popular de España
Nació en Barcelona en 1966. Vivió en la calle Llibertat del barrio de Gràcia junto a sus hermanas; su padre, agente comercial, y su madre, enfermera. Estudió Medicina en Estados Unidos y se doctoró en Salud Pública. Nadie la conocía hasta que grabó un vídeo, Campanas por la gripe A, levantando la polémica dentro de la comunidad de epidemiólogos y virólogos con sus tesis. Así la presenta El País a Teresa, la monja benedictina que levanta polémica y debate sobre su postura.
“El caso de la gripe A me hizo caer en la cuenta de que no es suficiente confiar en las instituciones. Lo que ocurrió fue una pandemia falsa. Fue un momento importante para una parte de la población que perdió la inocencia. Me di cuenta de que era necesario ponerse las pilas críticas”, cuenta en un artículo de Ana Pantaleoni que bajo el título de “Sor rebelde se va de gira” cuenta la historia de esta religiosa en el periódico El País.
“La religiosa está de gira. De mitin en mitin. Colgando el cartel de completo. Cargada con su mochila cuadrada, su botella de agua y un papel, recorre distintos pueblos de Cataluña predicando su doctrina: crear un nuevo modelo político y social sin repetir fórmulas del pasado. Su independentismo, su apuesta por la despenalización del aborto, su confianza en que la Iglesia “evolucione” en los temas relacionados con la homosexualidad, su voluntad de “ponerse las pilas críticas” y cambiarlo todo… la han convertido en la monja benedictina más popular dentro y fuera de Cataluña, pero también en las redes sociales”, dice el texto.
En el Twitter tiene más de 12 mil seguidores y en el Facebook otros miles más. Sobre el manifiesto que ella promueve y la postura de la iglesia con respecto al aborto, dice: “Es cierto que ha habido cuestionamientos. Mi postura es clara: no existe el derecho al aborto, pero sí se debe hablar de la despenalización como un mal menor”. Otro punto, la homosexualidad: “El discurso oficial de la Iglesia ha cambiado y ahora su postura es inestable. Antes decían que no podía ser; ahora aceptan que ser homosexual es una realidad, pero no ejercer. Confío en que evolucionaremos”, dice.
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