domingo, 7 de julio de 2013

Julia Otero: “El gratis total no existe para nada, tampoco en el periodismo”


Para la periodista es fundamental que la información sea rigurosa y contrastada ya que "cuando se tiende a low cost", el sistema democrático se debilita

Treinta años trabajando en los medios de comunicación le han servido a Julia Otero para constatar que ni ahora ni entonces la información era barata y que el gratis total no existe, y defiende que la buena información tiene un precio y que el debate está en si queremos pagarlo o no. Otero (Monforte de Lemos, Lugo, 1959) sostiene, en una entrevista, que lo barato es la opinión y defiende que en momentos complicados como los que ahora atraviesa 

España es fundamental que la información sea rigurosa y contrastada ya que "cuando se tiende a low cost", el sistema democrático se debilita.

La periodista, que ha logrado el récord de audiencia (626.000 oyentes) de su programa “Julia en la Onda” (Onda Cero) en la segunda oleada del EGM, ve lógico que la gente no valore a los periodistas cuando no se les distingue del “político de partido” y critica que cada vez sea más difícil encontrar datos objetivos en los medios españoles, donde todo parece ser susceptible de ser interpretado.

PREGUNTA: ¿Cuál es su radiografía de la situación actual del periodismo?

RESPUESTA: Para el periodismo no son momentos mejores que para otros sectores, sería una anomalía que mientras nuestro mundo se desmorona, el periodismo quedase intacto. Estamos todos rodeados de personas en situación de precariedad y no sólo en sectores jóvenes, sino en sectores de cierta experiencia y prestigio y eso, sin querer ser el ombligo del mundo, añade algún elemento para la reflexión: sin buen periodismo, la democracia languidece.

Por eso, en momentos complicados es importante que la información sea rigurosa y contrastada y ese tipo de información tiene un precio; es decir, la información, barata no es y nunca lo ha sido, la que es barata es la opinión, y cuando se tiende a low cost en la información, las consecuencias para el sistema democrático pueden ser importantes.

P: Parece además que el periodismo está viviendo sus horas más bajas en cuanto a valoración por parte de los españoles.

R: Todo tiene su lógica. Si los periodistas dejan de hacer de periodistas y se convierten en debatientes al mismo nivel que los políticos y no se distingue al periodista del político de partido porque también hace política de partido, es lógico que estemos en el mismo grupo y que la consideración social sea muy parecida.

P: ¿Cree que cualquiera puede ser tertuliano?

R: Quién dijo que la opinión es como el culo: que todos tenemos uno. Pues es verdad, todos podemos opinar, no sólo los periodistas (…) No le veo ningún problema siempre y cuando se distinga la opinión de la información, que es una vieja distinción del periodismo que se está borrando (…) En España cada vez es más difícil que existan datos objetivos, parece incluso que esos datos, según quien los cuenta, los adapta como un guante a su interés, y cuando ya no hay hechos objetivos todo se convierte en interpretación y opinión. Ahí pervertimos el discurso periodístico.

P: ¿En España los medios de comunicación están excesivamente politizados?

R: No sé si los medios están más politizados que en otros países, pero desde luego aquí ya existe el prejuicio de que según en qué medio se diga una cosa está mediatizada políticamente. Por tanto, lo estén o no lo estén, la sola idea, comúnmente aceptada, de que en un medio se diga tal cosa, ya implica que está barriendo para casa o sirviendo a un interés. Eso ya es la muerte del periodismo, sea o no sea verdad.

P: ¿Debería volver la publicidad a TVE?

R: La televisión de calidad tiene un precio, no hay cosas buenas gratis, y la televisión pública debe ser una buena televisión que esté al servicio de todos. Y tiene un coste que los ciudadanos deben decidir si aceptan o no aceptan. Los ingleses decidieron pagar por su BBC y lo hacen con gusto porque es uno de los pilares democráticos de Reino Unido (…) Lo que no puede ser es una televisión pública barata y de calidad. Eso no es posible, la buena información tiene un precio y el debate es si queremos pagar por ese precio una cuota cada ciudadano o no queremos.

P: ¿La gente acogería bien que los medios cobrasen por sus contenidos digitales?

R: Si no se acoge bien es que algo hemos hecho mal en los últimos 15 años porque el periodista que escribe en los medios digitales cobra, y la única manera para que pueda seguir cobrando es que quien desee leer lo que escribe ese periodista, pague un precio razonable por esa lectura. El gratis total no existe para nada, tampoco en el periodismo (…).

Si uno tiene que contrastar fuentes, si uno tiene que viajar, si uno tiene que dedicar horas a un reportaje, ese es un trabajo tan digno como el del fontanero o el del médico y cuesta dinero. A nadie se le plantea ir al médico gratis, ¿por qué se puede leer una columna de opinión gratis?, ¿por qué se puede acceder al contenido de una información gratis?. No puede ser y si no somos capaces de transmitir esa idea, es que algo hacemos realmente muy mal (…) A nadie se le ocurre que un fontanero venga a casa, te arregle un grifo y no te cobre.

P: ¿Peligran los medios en papel?

R: Es evidente que estamos a lomos de un tigre del que en algún momento habrá que tomar conciencia y, efectivamente, el futuro parece digital (…) Cuando las generaciones sean digitales, es evidente que no habrá papel para los periódicos y no se puede vivir de espaldas a esa evidencia (…) El salto a lo digital, como todos los saltos sin trampolín, tiene sus peligros, pero desde luego la digestión de eso hay que hacerla ya porque los que no la hagan a tiempo caerán en el abismo.

P: ¿Alguna vez en el trabajo se ha sentido discriminada por ser mujer o ha tenido que trabajar más que un hombre para estar dónde está?

R: No es que haya tenido que trabajar más, he tenido que trabajar distinto (…) Quizá no sea trabajar más o menos, sino distinto, pero también en eso me siento afortunada porque desde muy pronto he podido escoger lo que he querido hacer.

P: ¿Por qué a la mujer le cuesta tanto alcanzar puestos de dirección?

R: Nos cuesta llegar porque se aplica la discriminación, porque hay una inercia histórica que hace que se piense menos en las mujeres para otorgarles una responsabilidad y también hay una inercia histórica por parte de las mujeres en no tener la suficiente ambición. Conozco a compañeras que les han ofrecido determinadas responsabilidades y a las que han renunciado por miedo a no estar a altura. Un miedo que observo con muchísima frecuencia en las mujeres y que casi nunca veo en los hombres.

P: De los personajes que ha entrevistado, ¿con cuál se queda?

R: Por lo entrañable, por lo inteligente, por lo fundamental en la historia de España en el momento en que estuvo y cómo estuvo, diría el general Gutiérrez Mellado. Recuerdo cómo le conocí, me pareció un hombre inteligente, tierno, sensible, y un hombre al que creo que no se le ha hecho toda la justicia que debería.

P: ¿A quién le gustaría entrevistar?

R: A nadie que no quiera ser entrevistado. Yo lanzo la propuesta y el que no quiere venir, está en su derecho. En este momento, me gustaría entrevistar al señor Gallardón y ahí sí que creo que un invitado no puede decir si o no (…) Un responsable político tiene que dar respuesta a los ciudadanos y una de las formas que tiene de hacerlo es a través de los medios.

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