Desafiar constantemente a nuestro cerebro puede protegernos del declive cognitivo asociado a la edad. Se trata, dice un estudio que se publica en Neurology, de leer, escribir y ejercitar nuestra mente y, aunque no se puede detener el deterioro, sí se puede retrasar.
La investigación, realizada en EEUU. sobre 294 personas mayores de 55 años, se ha basado en el seguimiento de estas personas durante seis años en los que se evaluaron sus capacidades cognitivas. Según explica su autor, Robert Wilson, de la Rush University, además se les preguntó acerca de sus hábitos de vida: si durante su vida -infancia, adolescencia, juventud y madurez- leían libros, escribían cartas y participaban en otras actividades relacionadas con la estimulación mental. Después de su fallecimiento, los investigadores analizaron los cerebros para identificar signos físicos de demencia, como lesiones cerebrales y placas.
El estudio encontró que aquellos que habían llevado una vida mentalmente activa tenían una tasa de deterioro cognitivo de un 15% más lento que los que no llevaron una vida mentalmente saludable. Para Wilson, los datos sugieren que el cerebro ejerce a través de un curso de la vida es importante para la salud del cerebro en la vejez. «El cerebro que tenemos en nuestra vejez depende en parte de lo que le hemos pedido que haga durante nuestra vida», señaló Wilson a la BBC.
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