sábado, 10 de agosto de 2013

Malnutrición infantil una amenaza por efecto de la crisis


Un niño está malnutrido cuando no come lo suficiente, ni lo adecuado para la energía que gasta la malnutrición infantil es un problema de baja prevalencia en un país desarrollado como España,aunque las alarmas se han encendido ante la crisis económica que repercute en la economía familiar. Pediatras y nutricionistas reclaman educar en nutrición


Un paso adelante lo dio la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, cuando el pasado mes de junio abrió una investigación en las comunidades autónomas después de que las administraciones públicas detectaran deficiencias en la calidad de la alimentación de los menores.

Ahora, el defensor del Pueblo de Cataluña, Rafael Ribó, ha denunciado que 50.000 niños tienen privaciones alimentarias y que no se pueden permitir comer carne o pescado, al menos, una vez cada dos días, y que 750 están diagnosticados por el Instituto Catalán de Salud con códigos relacionados con la pobreza y la desnutrición.

Organizaciones humanitarias como Cáritas y Cruz Roja, entre otras, han intensificado en los últimos tres años la ayuda a familias en situación de precariedad a causa de la crisis económica. Han puesto en marcha medidas como el reparto de alimentos o comedores sociales.


Los pediatras y nutricionistas han tratado a ningún niño desnutrido por carencias alimentarias derivadas de la precariedad económica, tan solo casos generados por enfermedades sistémicas. 
Sin embargo, coinciden en afirmar que la crisis comienza a hacer mella en una sociedad con deficiencias en cultura nutricional.

“Veo en la consulta niños que no comen verdura, ni fruta, pero sí fritos y precocinados. Y cuando los padres tienen pocos recursos, ya no les dan ni carne, ni pescado y lo sustituyen por otros productos de supermercado que dietéticamente son muy malos”, apunta lapediatra del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid, Consuelo Pedrón.

“No estamos educando a nuestros hijos en comer correctamente y, además, lo que antes comían bien ahora no se lo pueden dar y lo reemplazan por alimentos de menos calidad”, insiste la especialista, coordinadora de la Unidad Funcional de Trastornos de Alimentación del hospital madrileño.

Por su parte, la jefa de la Unidad de Dietética y Nutrición del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, Clotilde Vázquez, señala que los recortes derivados de la crisis que afectan a la cobertura universal de la sanidad hacen que ya se vislumbren “las consecuencias de la pobreza, de aquellos se han quedado en el desamparo social. Los más vulnerables, ancianos y niños empiezan a sufrir esas graves consecuencias”.

Cómo se detecta la malnutrición infantil

El pediatra Manuel Hermoso, del Hospital Quirón Murcia, define la malnutrición como “un disbalance entre el aporte de energía y nutrientes respecto al gasto que produce el organismo”.

Para su detección el primer indicador es el peso del niño, que sea bajo para su edad. “La talla se afecta cuando la malnutrición está ya más instaurada”, señala el doctor Manuel Hermoso.

La pediatra Consuelo Pedrón explica que ladesnutrición primaria se da en aquellos niños que no comen lo suficiente para lo que necesitan y que se agudiza cuando pierden peso. Este es el caso de los niños del tercer mundo que sufren desnutrición crónica cuando, además de perder peso, afecta a la talla. La desnutrición secundaria va ligada a enfermedades que provocan vómitos, diarreas e inapetencia.

La doctora Pedrón señala que, en el caso de sociedades desarrolladas, la desnutrición primaria es “poco prevalente”. Pero hay que estar alerta ante un niño que “gana poco peso, está decaído, inactivo, que rinde poco porque no come lo suficiente”.

El crecimiento se ve afectado en una fase posterior, “primero enflaquecen y luego dejan de crecer”, apostilla.

La pediatra del Hospital Niño Jesús insiste en que, actualmente, no existe en España ningún estudio publicado que detecte que grupos infantiles que experimente ya un parón en el crecimiento, pero sí ha visto en su consulta el caso de un menor aquejado de una enfermedad metabólica rara que requiere una alimentación sin proteínas, que es cara, y que la situación laboral de los padres puede hacer difícil costear, ya que no lo cubre el sistema sanitario público.
Legumbres, una buena proteínaLas proteínas no solo están en la carne y el pescado. Los huevos, el pollo, las legumbres y los lácteos también son ricos en este macronutriente.

“Las familias tienen que aprender a dar de comer a sus hijos y ofrecer diferentes alternativas”, subraya Consuelo Pedrón.

La doctora Pedrón propone un plato de lentejas con arroz y verduras, complementado con dos trocitos de pollo. Un menú protéico y más barato que comer a diario carne o pescado. Y tampoco es necesario comer grandes cantidades. “Bien combinado se puede hacer una dieta perfecta”, indica.

La pediatra considera que en “en el momento en el que estamos sería muy importante que se emprendiera algún tipo de campaña educativa para enseñarnos a comer como comíamos cuando yo era pequeña. 
Plato de cuchara y ni mucha carne, ni mucho pescado”.

Con ella coincide la dietista del Ramón y Cajal, Clotilde Vázquez, quien considera que un niño tiene que comer proteínas diariamente y, si come legumbre, no es necesaria tanta proteína animal. 

Consejos
La legumbre es un alimento “relativamente baratoporque cunde mucho” y “es una proteína de tan buena calidad como la carne y el pescado”. Recomienda tomar un plato diario de legumbres en pequeñas cantidades y acompañado en ocasiones de un poco de carne.




“En España ahora la legumbre es la salvación de quien no tiene muchos recursos y de quien los tiene, porque es muy sana. Sacia, proporciona fibra para el aparato digestivo y tiene calcio y vitamina D”, indica la experta.
También los lácteos contienen proteína, la lactoalbúmina. La leche de vaca, el yogur natural, el queso sencillo proporcionan calcio y, junto a otros macronutrientes, conforman una alimentación completa “a un precio asequible”, asegura la doctora.
Aconseja que los niños tomen huevo (otro alimento barato), incluso uno al día, además de recurrir a las verduras y frutas de temporada (que son más baratas) ya que lo conveniente es que las coman dos veces al día.
El aceite de oliva de buena calidad, es fundamental en el menú diario.
Obesidad y malnutrición

La obesidad es la pandemia del siglo XXI en las sociedades desarrolladas, como la española. Los niños de familias con escasos recursos son la diana perfecta para esta enfermedad. 



Comida precocinada y congelada

“En estos casos, la malnutrición es más difícil de diagnosticar porque el niño come en exceso calorías de mala calidad, que son muy baratas. Se trata de un niño cuya grasa corporal segrega hormonas y no detiene su crecimiento, pero le están faltando proteínas que le ayuden a la formación y maduración correcta de todos sus órganos, como el hígado, el hueso o el sistema nervioso central”, apunta Clotilde Vázquez.

El pediatra Manuel Hermoso coincide en afirmar que la alimentación de los pequeños “con un nivel socio-económico normal tampoco es la adecuada, hay muchos niños obesos porque comen mal, excesivo. Además, prima el sedentarismo de la televisión o el ordenador frente al deporte o el juego activo.
Consecuencias de una mala alimentación

Una nutrición deficiente en los niños puede acarrear graves consecuencias para su salud. Estas son algunas 
destacadas por los tres especialistas consultados:

Afectación multiorgánica o multisestémica.
Enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Favorece las infecciones y dificulta la cicatrización de las heridas.
En caso de bebés, puede afectar al desarrollo cerebral y del sistema nervioso central.
Secuelas en la capacidad cognitiva.

La Organización Mundial de la Salud estima que más de cien millones de niños menores de 5 años en el planeta están desnutridos y otros 165 millones son raquíticos. Tanto la desnutrición como el sobrepeso derivan de una mala nutrición y piden a los países programas de concienciación y prevención.

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