viernes, 5 de julio de 2013

Dejar al niño en el coche es la causa más habitual de golpe de calor en menores de hasta 4 años



Dejar al niño en el coche es la causa más habitual de golpe de calor en menores de hasta 4 años, según ha advertido el coordinador del Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones de la Asociación Española de Pediatría (AEP), Jordi Pou.


Puesto que la temperatura corporal del niño asciende de 3 a 5 veces más rápido que en el adulto debido a una menor reserva de agua, son los más pequeños las principales víctimas de los casos de hipertermia, un trastorno grave que se produce como consecuencia del aumento de la temperatura corporal, que suele ocurrir en menos de 20 minutos y que puede llegar a provocar la muerte en dos horas.

De hecho, según han avisado los expertos, durante los meses de verano la temperatura en el interior del coche puede subir de 10 a 15 grados en menos de un cuarto de hora. Además, dejar las ventanillas abiertas total o parcialmente tampoco es seguro, ya que el aire no consigue reducir ese ritmo de aumento de temperatura.

"El aparato respiratorio de los niños, que aún se encuentra en desarrollo, los hace más vulnerable al agotamiento por calor. Si esto se prolonga y los líquidos del organismo del niño no se reponen, se produce el golpe de calor que es la forma más severa de daño ocasionado por altas temperaturas y que pone en peligro inminente la vida del niño, lo que constituye una emergencia real", ha insistido Pou.

Por ello, los especialistas han aconsejado que si el golpe de calor es grave se lleve al niño a un lugar fresco y ventilado, se le quite la ropa y se le ofrezca una solución de rehidratación oral. Asimismo, es recomendable refrescar la nuca y las muñecas con un paño húmedo, elevar los pies del suelo y abanicarle para facilitar la transpiración. No obstante, y aunque el niño mejore es necesario llevarlo a Urgencias para que el médico señale un diagnóstico más preciso.


AHOGAMIENTOS Y ACCIDENTES EN PISCINAS

Y es que, durante la época estival son muchos los peligros a los que se enfrenta el menor. En este sentido, los datos demuestran que durante el verano aumentan de forma considerable los accidentes infantiles, siendo uno de los más frecuentes los ahogamientos, que representan el 8 por ciento de las muertes y que se han convertido en la segunda causa de mortalidad infantil entre los niños de 1 a 4 años.

"En este tipo de lesiones es donde debemos extremar las medidas de prevención ya que poco podemos hacer cuando un niño se cae al agua sin que nadie se haya percatado. La consciencia se pierde a los dos minutos y el daño cerebral es irreversible a los cuatro o seis minutos. Tan sólo vallando las piscinas de forma regulada se logra un 95 por ciento más de protección", ha señalado Pou.

Además, los nuevos deportes, sobre todo acuáticos, también están aumentando cada año las estadísticas de lesiones en los niños. La práctica de 'windsurfing', las motos acuáticas, las piraguas, los neumáticos u otros instrumentos hinchables o tan sólo el buceo provocan lesiones graves, que incluyen el ahogamiento y lesiones músculo-esqueléticas o medulares importantes.

"No podemos impedir que se practiquen estos deportes pero es necesario sentar las bases para una buena práctica de los mismos ya que afecta no sólo a los padres sino también a la legislación vigente, a la enseñanza de la seguridad en distintas edades y, por supuesto, a la calidad del material que se utiliza en la práctica de deportes y juegos veraniegos", ha recalcado el experto.

En niños más mayores y adolescentes, ha proseguido, también se produce una tasa considerable de ahogamientos, inclusive en jóvenes que saben nadar. Una parte de los mismos se produce por el uso de toboganes (20%) y otros por los saltos al borde de la piscina (15%). Sin embargo, en el mar abierto, son los adolescentes el principal grupo de riesgo, "sobre todo cuando se asocia al consumo de alcohol".

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