El olinguito AP Photo / Mark Gurney
Los científicos del Instituto Smithsonian han identificado al olinguito como la primera especie de carnívoro descubierta en las Américas en los últimos treinta y cinco años, según un artículo que publica la revista ZooKeys.
El olinguito (Bassaricyon neblina) se ha observado en la jungla, hay especímenes en museos y se le ha exhibido en zoológicos de todo el mundo, pero por más de cien años ha sido víctima de una identidad falsa, ya que hasta ahora se le creía herbívoro.
El animal luce como una mezcla de gato doméstico y osito de peluche, y según los científicos debe ubicarse en la familia de los Proyonidae que comparte con los mapaches, coatíes Kinkajous y olingos.
El olinguito pesa alrededor de un kilogramo, tiene ojos enormes y un denso pelaje de color ocre, y es nativo de las junglas de Colombia y Ecuador envueltas en las brumas, de dónde le proviene su apellido "neblina".
Además de ser el último miembro identificado en su familia, el olinguito tiene otra distinción: es la especie más nueva en el orden de los carnívoros, señala el artículo.
"El descubrimiento del olinguito nos recuerda que todavía no se ha explorado todo el mundo y algunos de sus secretos más básicos todavía no se han revelado", señaló Kristofer Helgen, curador de mamíferos en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian en Washington.
"Si aún podemos encontrar nuevos carnívoros ¿qué otras sorpresas nos aguardan?" comentó Helgen, quien dirigió el equipo científico. "Hay tantas especies en el mundo que la ciencia todavía no conoce. El documentarlas es un primer paso para comprender plenamente la riqueza y diversidad de la vida en la Tierra".
Este descubrimiento requirió diez años de trabajo y ni siquiera fue la meta original del proyecto que buscaba completar el primer estudio integral de los olingos, un conjunto de especies de carnívoros que viven en los árboles y pertenecen al género Bassaricyon.
El equipo de Helgen, que calificó hoy durante su presentación a este mamífero como su "más excitante descubrimiento", quería determinar cuántas especies de olingos había, y cómo están distribuidas.
Inesperadamente un examen detallado de más del 95 por ciento de los especímenes de olingos en los museos de todo el mundo, junto con análisis de ácido desoxirribonucleico y la revisión de datos de campo históricos reveló la existencia del olinguito, una especie antes no descrita.
La primera pista provino de los dientes y el cráneo de olinguito, que eran más pequeños y tienen forma diferente que los de olingos. El examen de pieles en los museos mostró que esta especie nueva era también más pequeña y tenía un pelaje más largo y denso.
Los registros de campo mostraron que el olinguito vivía en un área única del norte de los Andes a elevaciones de 1.500 a 2.700 metros sobre el nivel del mar, mucho más altas que el hábitat de las especies de olingo conocidas.
Todos estos datos provienen de especímenes recolectados a comienzos del siglo pasado, y el paso siguiente para Helgen y su equipo fue determinar si los olinguitos todavía viven en la jungla.
El zoólogo Miguel Pinto, en Ecuador, proporcionó la primera prueba de la existencia del olinguito con unos pocos segundos de imágenes captadas con una cámara de video.
Esto motivó una expedición a las laderas occidentales de los Andes que, durante tres semanas, observó a los animales, activos mayormente durante la noche, y documentó aspectos de su vida como que comen principalmente frutas, rara vez bajan de los árboles y tienen una cría por vez.
Los científicos determinaron, asimismo, que el 42 por ciento del hábitat histórico de los olinguitos ya se ha convertido para uso agrícola o urbano.
El olinguito (Bassaricyon neblina) se ha observado en la jungla, hay especímenes en museos y se le ha exhibido en zoológicos de todo el mundo, pero por más de cien años ha sido víctima de una identidad falsa, ya que hasta ahora se le creía herbívoro.
El animal luce como una mezcla de gato doméstico y osito de peluche, y según los científicos debe ubicarse en la familia de los Proyonidae que comparte con los mapaches, coatíes Kinkajous y olingos.
El olinguito pesa alrededor de un kilogramo, tiene ojos enormes y un denso pelaje de color ocre, y es nativo de las junglas de Colombia y Ecuador envueltas en las brumas, de dónde le proviene su apellido "neblina".
Además de ser el último miembro identificado en su familia, el olinguito tiene otra distinción: es la especie más nueva en el orden de los carnívoros, señala el artículo.
"El descubrimiento del olinguito nos recuerda que todavía no se ha explorado todo el mundo y algunos de sus secretos más básicos todavía no se han revelado", señaló Kristofer Helgen, curador de mamíferos en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian en Washington.
"Si aún podemos encontrar nuevos carnívoros ¿qué otras sorpresas nos aguardan?" comentó Helgen, quien dirigió el equipo científico. "Hay tantas especies en el mundo que la ciencia todavía no conoce. El documentarlas es un primer paso para comprender plenamente la riqueza y diversidad de la vida en la Tierra".
Este descubrimiento requirió diez años de trabajo y ni siquiera fue la meta original del proyecto que buscaba completar el primer estudio integral de los olingos, un conjunto de especies de carnívoros que viven en los árboles y pertenecen al género Bassaricyon.
El equipo de Helgen, que calificó hoy durante su presentación a este mamífero como su "más excitante descubrimiento", quería determinar cuántas especies de olingos había, y cómo están distribuidas.
Inesperadamente un examen detallado de más del 95 por ciento de los especímenes de olingos en los museos de todo el mundo, junto con análisis de ácido desoxirribonucleico y la revisión de datos de campo históricos reveló la existencia del olinguito, una especie antes no descrita.
La primera pista provino de los dientes y el cráneo de olinguito, que eran más pequeños y tienen forma diferente que los de olingos. El examen de pieles en los museos mostró que esta especie nueva era también más pequeña y tenía un pelaje más largo y denso.
Los registros de campo mostraron que el olinguito vivía en un área única del norte de los Andes a elevaciones de 1.500 a 2.700 metros sobre el nivel del mar, mucho más altas que el hábitat de las especies de olingo conocidas.
Todos estos datos provienen de especímenes recolectados a comienzos del siglo pasado, y el paso siguiente para Helgen y su equipo fue determinar si los olinguitos todavía viven en la jungla.
El zoólogo Miguel Pinto, en Ecuador, proporcionó la primera prueba de la existencia del olinguito con unos pocos segundos de imágenes captadas con una cámara de video.
Esto motivó una expedición a las laderas occidentales de los Andes que, durante tres semanas, observó a los animales, activos mayormente durante la noche, y documentó aspectos de su vida como que comen principalmente frutas, rara vez bajan de los árboles y tienen una cría por vez.
Los científicos determinaron, asimismo, que el 42 por ciento del hábitat histórico de los olinguitos ya se ha convertido para uso agrícola o urbano.
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