En seis meses, una mosca común podría tener hasta 5.000 millones de descendientes. Su extraordinaria capacidad reproductiva se ve limitada por los depredadores, los parásitos, la contaminación y, por supuesto, el exterminio organizado al que son sometidas por los seres humanos.
Y es que estos insectos mantienen una curiosa relación con nuestra especie, su principal enemiga y, a la vez, benefactora, pues aprovechan nuestros detritos para medrar. La cuestión es que aunque son animales esencialmente limpios, suelen vivir entre la porquería, y pueden transmitir enfermedades. Peor aún, se adaptan extraordinariamente bien a los cambios, y son capaces de presentar resistencias a los compuestos venenosos que ideamos para combatirlas.
Además, han desarrollado distintas adaptaciones que las hacen muy sensibles a los cambios de presión en el aire (la razón que hace que sean muy difíciles de atrapar) y que les permiten adherirse a cualquier superficie, gracias a un fluido viscoso que secretan por sus patas
No hay comentarios:
Publicar un comentario